Durante el proceso de crianza del camarón se producen restos orgánicos en importante cantidad, llegando a oscilar entre 50-60 kg de nitrógeno por Tm de camarón, siendo la mayor cantidad de estos residuos alimento no consumido y excreciones del animal.
La acumulación de estos residuos contaminantes en los estanques llega a afectar el bienestar, crecimiento y salud de los camarones dentro de él. Si bien ya se encuentran establecidos los niveles máximos de contaminación aceptables, aun estando por debajo de esos valores, el crecimiento de los camarones se ve afectado entre 10% y 40% dependiendo de la cantidad de contaminantes en el agua.
La mejor manera de maximizar el crecimiento y la salud de los camarones durante la crianza es mantener un constante cambio en el agua de los estanques, considerando cuál sería la mejor relación coste-beneficio entre el bienestar y tamaño del camarón y los esfuerzos realizados para mantener los estanques limpios, entre los cuáles podemos encontrar:
- El coste de la maquinaria necesaria para realizar esta operación en el tiempo adecuado.
- El coste de los filtros.
- El estrés ocasionado a los camarones por el arrastre mecánico.
A raíz de lo anterior, se han desarrollado procedimientos mixtos que combinan la reducción física del nitrógeno con la fijación del nitrógeno por bacterias floculantes en moléculas botánicas incorporadas al agua o al alimento. Con estas acciones se puede lograr:
- Reducir el nitrógeno amoniacal.
- Reducir los microorganismos que transforman el nitrógeno amoniacal en otros componentes nitrogenados.
- Equilibrar el microbioma digestivo del camarón mejorando el bienestar intestinal.
- Reducir aquellos microorganismos capaces de actuar, como saprofitos ocasionales, en momentos de debilidad inmunitaria durante los ciclos de muda y las manipulaciones oculares para estimular la reproducción.
Información extraída de la publicación contenida en la revista Veterinaria Digital. Artículo por el Dr. Jaime Borrell.