La automedicación es una mala práctica que todos hemos realizado alguna vez. Un dolor leve, si bien puede tener su cura en un medicamento de venta libre, hay ocasiones en que llegamos a intentar tratar alguna afectación con automedicación para evitar el acudir a un médico, ya sea consumiendo “cualquier cosa para el dolor” o adivinando la causa de nuestro malestar comparándolo con el de al lado y copiando su medicación.
Esta práctica también la solemos llevar a nuestras mascotas, nos parece sencillo aliviar el malestar de nuestro peludo con una pastillita inofensiva de nuestro consumo recurrente, pero lo que no sabemos es cómo el cuerpo del animal reacciona ante el medicamento y que dicha reacción puede ser muy distinta a la de los humanos.
Si bien muchos medicamentos de uso humano son probados en animales y tienen también uso veterinario, las contraindicaciones y dosis pueden ser muy distintas en comparación a las presentes en humanos.
El principal problema de la automedicación en animales domésticos recae en el uso de medicamentos para tratar el dolor e inflamación, ya que son los de uso más común. Fármacos como el paracetamol, la aspirina y el ibuprofeno son de consumo recurrente en humanos, pero la manera en que reaccionan en nuestras mascotas es diferente y debemos tener cuidado.
Para entender los motivos por los que medicamentos de uso común en personas son peligrosos para perros y gatos necesitamos primero conocer cómo trabaja nuestro cuerpo (y el de los animales) al interactuar con los fármacos. De una manera sencilla, podemos decir que los medicamentos, al ser ingeridos, cumplen su función y posteriormente son desechados de nuestro cuerpo. Si nuestro cuerpo no fuera capaz de realizar esto tendríamos como resultado una intoxicación. Por ejemplo, en el caso del famoso paracetamol, este proceso se lleva a cabo gracias a enzimas en nuestro cuerpo que lo metabolizan y transforman para que salga de nuestro organismo.
Continuando con el ejemplo anterior, los perros y gatos tienen menor cantidad de estas enzimas capaces de metabolizar al paracetamol, por lo que no sería posible desecharlo por completo si se administra en dosis similares a las del hombre. Por ello, la dosis debe ser muy pequeña y controlada en el caso de perros y no es para nada recomendable administrarlo en gatos, ya que no son capaces de desecharlo de sus organismos y resultaría en una intoxicación.
En general, todos los medicamentos AINEs (antiinflamatorios no esteroides) son nefrotóxicos para perros y gatos y provocan daño digestivo, hepatitis, anemia, afectan la coagulación, pueden generar convulsiones, daño renal y coma. Estos son los más comunes:
- Paracetamol
- Aspirina
- Diclofenaco
- Ketorolaco
- Piroxicam
- Metamizol
- Ibuprofeno
- Ketoprofeno
- Naproxeno
Si bien es entendible que en ocasione no se tengan las posibilidades de acudir a un médico veterinario, la invitación que se hace es a tener conciencia de que no podemos medicar a nuestras mascotas como lo solemos hacer con nosotros mismos. Deberíamos entender que medicamentos que utilizamos con frecuencia en humanos y que parecen inofensivos pueden resultar letales para nuestras mascotas, siempre podemos aprovechar la consulta veterinaria para pedir información sobre los medicamentos que pueden y no pueden tomar los animales domésticos y sobre todo las dosis adecuadas.
Información extraída de un artículo publicado en https://www.sabermas.umich.mx/archivo/articulos/47-numero-6/96-cuando-automedicamos-a-nuestras-mascotas.html por Angélica Gutiérrez Cancino.